viernes, 13 de marzo de 2009

"Al final la vida es sólo un minuto pero eterno" Sebastián Salgado


Sebastián Salgado, fotógrafo brasileño comprometido con la realidad de una humanidad que no queremos ver.

Para conocerlo un poco más...

"Mis fotos no son de protesta. Son fotos de una forma de mirar el mundo. Tengo mi ideología, mis principios y yo miro desde el lente dentro de esos principios. Intento ser lo más coherente posible con mi manera de vivir, de ser, de pensar y de fotografiar que es el complemento lógico de todo esto. Yo no soy un fotógrafo militante."


"Un director de cine trabaja con un iluminador, porque el cine es otra cosa. El fotógrafo trae consigo la luz que le viene de su mamá, de su calle, de su pueblito. Mi formación visual se hizo allí, en un pueblito en el interior de Minas, Aimorés, una zona escarpada, una selva, con una descarga de lluvias torrenciales, con nubes bajas. Minas sigue hoy muy cerca del barroco. Mi imaginario también me viene de Vitória (capital de Espíritu Santo), donde veía salir esos barcos y me preguntaba qué sería el mar abierto, qué sería el resto del mundo. Y después viene la formación ideológica, la cultural, esas variables que te forman como persona".

"Al final una foto, como un libro, son distintas versiones de uno mismo".

¿Con qué ojo enfoca?

"Con el derecho. Tengo un problema con el izquierdo. Como trabajo todo el día, el hecho de usar siempre el derecho me hace cerrar siempre el izquierdo y se fue deteriorando porque le entran cositas:
tal vez arena del desierto, la transpiración... Digamos que el izquierdo quedó un poco burgués. Le pasó lo que nos pasa a nosotros, la costumbre de no ir, de no marchar, de quedarnos, de aflojar".


Esta casado con Lélia Wanick, arquitecta y tiene dos hijos.
Qué pobres las palabras... dicen está casado pero no cuánto ama a esa mujer, que organiza su trabajo, diagrama sus libros, lo mima en la agencia y a la que él nombra a cada momento. Otra pasión

Entrevista
Domingo 25 de noviembre de 2007

*Ver texto completo http://www.clarin.com/diario/2007/11/25/sociedad/s-01545967.html

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